¡Tú puedes!.

La primera norma para coordinar lo malo con lo necesario es sacar pecho, cepillarse los dientes,  enjuagar esas malas palabras que has pensado sobre tí y escupirlas con fuerzas.

¡¡¡Tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes, tú puedes!!! Convierte en rutina el repetir esta frase delante de tu espejo cuantas veces sea necesario.

Dalo todo en estos momentos porque llegará un punto que el bonito beso de algo grande se presentará, desvaneciéndose esos sentimientos de impotencia, vagueza o desgana. Porque la felicidad es necesaria, y el esfuerzo es nuestra única vía de escape.

Merece la pena el premio. ¡VAMOS!

Ayoze P.G.

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